Manifiesto Homo Ars
El Proyecto PFC nació bajo la premisa enmarcada en el manifiesto Homo Ars (de 8 de noviembre de 2008) que se transcribe a continuación:
Manifiesto Homo Ars.
Sobre la idea de arte y su función.
Vivimos en un período en el que la palabra crisis parece adquirir tintes dramáticos en el desarrollo de la economía global/local y empresarial/personal, y en las repercusiones que estas circunstancias generan en las experiencias personales.
Esta situación parece afectar, aunque nunca es realmente así, al conjunto de la sociedad, propiciando un estado de estancamiento e incluso retroceso de la evolución económica a diversa escala. Diferentes sectores empresariales apresuran a reestructurar sus estrategias, utilizando argumentos que tapan, muchas veces, la realidad de sus objetivos y repercusiones directas para los empleados y la sociedad. Estos empleados, a su vez, se ven inmersos en un círculo que se retroalimenta y hace más grande, a medida que la espiral va alcanzando a otros niveles (entorno familiar directo, lejano, población a nivel muy local, zonal, regional, estatal, continental y global).
Esta es la realidad que nos presentan de forma muy elaborada y educativa, en la que se deduce que la salida viene determinada por las acciones directas e indirectas de las cúspides de poder empresarial, actuando como aspiradora de las malas gestiones, a través de una espiral inversa. Esto presupone que: 1) este marco descriptivo es la realidad que afecta de manera conjunta y equitativa a la sociedad como un todo; 2) la situación socio-económica de cada uno de nosotros viene determinada por este mismo marco; y 3) la única solución posible es la actuación unilateral de estos círculos de poder.
No obstante, estas presunciones son inexactas y, en muchos casos, mentiras que hacen que cedamos nuestros derechos y responsabilidades en el transcurso de los acontecimientos. En primer lugar, porque la realidad representada no lo es, más que para un grupo más o menos grande de personas, mientras que otros se ven beneficiados por las circunstancias. De esta forma, podemos decir que la crisis (económica) global, supone unas ventajas que saben aprovechar determinadas asociaciones que incrementan sus beneficios y/o utilizan la situación para posicionarse dentro de un mercado siempre competitivo. En segundo lugar, porque la presunción de que nuestras vidas están determinadas por un o unos súper-poderes es del todo falsa. Es verdad que existen muchos condicionantes que influyen en la vida de cada uno de nosotros, sin embargo siempre hay la posibilidad de luchar racionalmente (de forma individual y colectiva) para positivar las realidades que nos envuelven. Y, en tercer lugar, porque cada individuo tiene la posibilidad de cambiar pequeños aspectos (a través de la formulación de nuevas teorías conceptuales y la actuación) que, influirán en la creación de un feedback positivo para la mejora de grupos de la sociedad a distintos niveles.
Creemos que el arte es una pieza fundamental para la creación de nuevas ideas, planteamientos y actuaciones que generen una mejora de las sociedades de manera equitativa y a escala más humana. Y es por ello que, bajo el nombre de Homo Ars, nos constituimos como grupo artístico, presentándonos con la siguiente declaración, que resume nuestra idea de arte y función del mismo.
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Defendemos la idea de arte como esa manifestación de la actividad humana que, expresada bajo la subjetividad (individual o colectiva) de la visión que da la experiencia, interpreta realidades o ficciones a través de recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.
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Proclamamos la potencialidad artística que posee cada una de las personas cuya capacidad mental y corporal se lo permite. Todos somos artistas.
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Rechazamos la instrumentalización decorativa del arte como función única o principal.
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Queremos borrar la errónea asociación del concepto arte, con la de su función mercantil. El mercado del arte(un sector que nunca ha estado en crisis) está supeditado y definido por toda la relación de transacciones que tienen lugar con un único fin lucrativo.
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Aunque valoramos como positiva la existencia de salas privadas en la que exponer los trabajos artísticos, rechazamos las mismas como instrumentos al servicio de un mercado especulativo del arte.
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Defendemos la idea de subjetividad del arte y el artista, así como la proclamación de la obra como tal, como única opción posible para hacer frente a la concepción de un mundo homogeneizado y homogéneo.
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De esta forma, toda obra artística debe estar fundamentada en la experiencia y con una postura filosófica de la que tiene que responsabilizarse el autor.
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Defendemos la función social del arte. El arte debería estar dedicado a la mejora de la calidad de vida de la sociedad (entendida en sus diferentes escalas). El arte es para las personas.