Manipulaciones cromáticas

Físicamente hablando, lo que podríamos llamar dimensión objetiva del color, viene determinada por tres elementos: un emisor energético (luz), un medio que module esa energía (superficie por la que se transmite y recibe la misma) y un sistema receptor (ojo), que captará unas determinadas longitudes de onda. A partir de aquí, la subjetividad, entendida como los elementos del aparato receptor, que pueden diferir, y la experiencia del sujeto (interviene el elemento psicológico), entran en acción, haciendo que interpretemos los colores de manera diferente. La foto-recepción, el mecanismo que tiene el ser humano de recibir e interpretar el color, da paso a la percepción de la luz mediante la sensación del color, en la que interviene el cerebro, por lo que la asociación con experiencias cromáticas, vividas con anterioridad, influirán en la manera individual de interpretarla en lo que podríamos denominar lenguaje cromático. En dicho lenguaje, los elementos racionales y psicológicos (las experiencias individuales, pero con una presencia muy importante también de la cultura) intervienen conjuntamente de manera decisiva.

Igual que otro tipo de lenguajes (oral, corporal, musical, pictórico,…), el cromático puede ser descifrado mediante una serie de códigos interpretativos. De esta forma, las acciones que determinan la armonía (equilibrio, constancia, comunión, orden y simetría) y el contraste (desequilibrio, contrariedad, desorden y asimetría), serán unos de los puntos clave que nos ayudarán a interpretar este lenguaje. Pero para ello, tenemos que tener presente el contexto en el que se enmarca cada color, ya que la percepción resultante podrá ser totalmente contraria (mientras que una manzana de un verde brillante nos parecerá muy apetitosa, unos macarrones del mismo color nos resultarán repulsivos), cambiando de sentimientos positivos a negativos. Se deduce, por tanto, que las emociones y percepciones que recibimos, pueden ser manipuladas (de forma fortuita o con propósitos concretos, como es el caso de la publicidad y las campañas de marketing, donde el color, al igual que toda una serie de iconos perceptuales están estudiados milimétricamente para un cometido concreto).

“Manipulaciones cromáticas”, con: la utilización de un mismo marco representativo, en el que varían únicamente las tonalidades cromáticas utilizadas; la inserción de colores complementarios que resalten las formas geométricas existentes y armonía visual (referente en estudios de László Moholy-Nagy basados en las teorías de Newton, Goethe, Schopenhauer y Ostwald); y la combinación de colores cálidos y fríos; pretende mostrar cómo nuestra percepción de la realidad (nuestro estado de ánimo,…) puede cambiar a partir de los colores, deduciendo, por ello, que la realidad es un elemento modificable, modificado y totalmente subjetivo.